La obesidad es la acumulación excesiva de grasa en las zonas de depósito de tejido adiposo. Un exceso de peso igual o superior al 20% indica generalmente obesidad. Es muy importante lo que ocurra en la fase de crecimiento de un cachorro, ya que si criamos un “cachorro gordo” obtendremos un “adulto gordo”.

Gato obesidad

Qué riesgos conlleva.
Los animales obesos tienen un mayor riesgo de presentar trastornos crónicos de salud, como desarrollo de hiperinsulinemia, intolerancia a la glucosa y diabetes. Además, también contribuye al desarrollo de enfermedades pulmonares y cardiovasculares. El corazón ha de trabajar el doble, no solo porque tiene que mantener la circulación de un cuerpo que, a veces hasta dobla su volumen, sino por el infiltrado de grasa que suele rodearlo.

Los efectos físicos de tener que cargar con un exceso de peso también contribuyen a la intolerancia al calor y al ejercicio, a trastornos articulares y locomotores, y al desarrollo de artritis.

Los perros obesos tienen un riesgo quirúrgico y anestésico aumentado, por lo que presentan una mayor morbilidad y mortalidad después de una intervención quirúrgica.

La causa subyacente.
Todos los casos de obesidad son resultado de un desequilibrio entre el consumo y el gasto energético, que conduce a un exceso calórico persistente. El exceso de calorías se acumula en forma de grasa, produciendo un aumento de peso y cambios en la composición corporal. Muchos casos de obesidad se producen por un exceso de alimentación, ejercicio insuficiente o ambos, pero estos hechos pueden verse por influidos por alteraciones externas e internas.

Falta de ejercicio.
Los animales sedentarios consumen más alimento y ganan más peso que los animales con un nivel de actividad moderado. La inactividad por debajo de un determinado nivel no puede compensarse completamente por una adecuada disminución de la cantidad de alimento ingerido. Así, los perros que mantienen una actividad igual o inferior a dicho nivel mínimo consumirán una alimentación superior a sus necesidades energéticas e, inevitablemente, ganarán peso.

Los animales sedentarios consumen más y ganan más peso que los animales con un nivel de actividad moderado.

Trastornos endocrinos.
Hay dos importantes trastornos endocrinos que influyen en el peso corporal: el hipotiroidismo y el hiperadrenocorticismo. El primero es tan solo responsable de un pequeño porcentaje de los casos de obesidad en los animales. El síndrome de Cushing o hiperadrenocorticismo puede producir obesidad en el 50% de los perros que lo padecen.

También los perros esterilizados tienen una mayor tendencia a la obesidad. Hay que tener muy en cuenta que los animales ya han alcanzado su crecimiento normal, por lo que la cantidad de comida que deben tomar es bastante menor de la que tomaban cuando estaban en crecimiento. Además, debemos variar a una alimentación con mayor restricción de grasas, ya que sus requerimientos energéticos serán menores.

Requerimientos energéticos y genética.
Otro dato que no debernos pasar por alto es que los requerimientos energéticos diarios para un perro de siete años de edad y tamaño medio disminuyen hasta un 20% con respecto a cuando era un adulto joven. Si con la edad la ingestión dietética no decrece proporcionalmente a los requerimientos energéticos del animal, se producirá un aumento de peso.

Por otro lado, el hecho de que determinadas razas de perros presenten una incidencia desproporcionadamente alta de obesidad indica que los factores genéticos pueden desempeñar un papel importante.

Factores externos.
Los factores externos que afectan al consumo de alimentos incluyen estímulos como el sabor del alimento, su composición y textura, y el horario y situación ambiental de la alimentación. De estos factores el más importante es el sabor, ya que puede llevar a una ingestión excesiva.

Además, debemos comentar la costumbre de añadir los sobrantes de las comidas, lo que ayuda aún más a la aparición de sobrepeso. Las comidas con un alto porcentaje de grasa son las más sabrosas, lo que hace que muchas veces los animales consuman más de lo que necesitan. Si un animal consume una dieta determinada en cantidad superior a sus requerimientos calóricos, y este exceso de calorías es en forma de grasas, ganará más peso que si el exceso de calorías consumidas proviene de hidratos de carbono o de proteínas.

EI tratamiento de la obesidad.
Consiste a corto plazo en reducir la reserva de grasa corporal. Lo podemos conseguir mediante la restricción de la ingestión dietética, hacer que aumente el gasto energético o combinando ambos métodos. A largo plazo nos debemos plantear que cuando el perro ya haya recuperado su peso ideal, debe mantenerlo.

Debemos pesar al perro una vez a la semana y conseguir que disminuya de un 1 a un 3% a la semana, pero disminuyendo al máximo la sensación de hambre y la pérdida de tejido magro corporal.

Cualquier programa de reducción de peso debería incluir tres aspectos importantes, cambio de la conducta alimentaria, ejercicio y modificaciones dietéticas. El cambio de las conductas, incluyen tanto las de los propietarios, como las del perro.

Cambio de las conductas.
Se trata de hacer desaparecer los hábitos negativos, como dar restos de comida, dietas energéticas y muy sabrosas, no dejar que el perro pida comida y no darle con demasiada frecuencia galletas o snacks. El perro debe estar lejos de la cocina mientras se prepara la comida y fuera del comedor cuando se come y utilizar más las caricias como premio que las chucherías. El éxito del programa dependerá de que se cumplan las recomendaciones en un alto porcentaje. Los fracasos en la pérdida de peso vienen más por la escasa voluntad del propietario de llevar a cabo la pérdida de peso que por el alimento recomendado. Por ello, es muy importante pesarle semanalmente durante el primer mes, para pasar luego a pesarle una vez cada 15 días.

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El ejercicio es fundamental.
Se ha comprobado que durante la práctica de ejercicio moderado pero constante, el consumo calórico varía proporcionalmente con el gasto energético, mientras que la disminución de la actividad hasta un nivel sedentario produce aumento del consumo y aumento de peso.

Debe quedar claro que el aumento del ejercicio debe ser progresivo. Por ejemplo, realizar una tabla a los propietarios para empezar con veinte minutos, tres a cinco veces por semana e ir aumentando el tiempo y la intensidad a medida que el perro vaya perdiendo peso y que su tolerancia al ejercicio sea mayor. Hay que tener mucho cuidado con los sobreesfuerzos.

Importancia de la dieta.
De cualquier manera la dieta es el factor más importante. Habitualmente, si se aporta una dieta que contenga entre un 60 y un 70% de las calorías necesarias para mantener el peso corporal actual, se consigue una pérdida de peso adecuada. En algunos casos podemos llegar a reducir el aporte energético hasta un 40% de las calorías necesarias.

Existen en el mercado numerosas dietas adecuadas para la pérdida de peso. Todas estas dietas tienen reducido el contenido de grasas. Sin embargo, presentan diferencias significativas en el contenido de fibra no digestible, hidratos de carbono hidrolizables y proteínas. Algunos productos sustituyen la grasa por hidratos de carbono digestibles, y otros contienen grandes cantidades de fibra no digestible.
Existen también en el mercado unas golosinas bajas en grasa y con alto contenido de fibra que se pueden utilizar como premio si la mascota estaba acostumbrada a recibirlas. Debemos tener en cuenta que hay que restarlas de la ración de pienso.